viernes, 20 de mayo de 2011

Ahora tú eres nuestro Ángel Confortador

Él siempre dijo que era un luchador nato en esto de las dificultades de la vida y así lo demostró hasta un 20 de mayo de 2010 cuando tantos y tantos amigos tuyos, Pepe, rezaban el Ángelus en el Camino, con lágrimas en los ojos. Quizás esas lágrimas denotaran emoción. Emoción porque Dios siempre quiere llevarse a los buenos de corazón a formar parte del reino celestial.

Ha pasado un año Pepe, y yo, siendo el más joven en la radio y el que menos ha disfrutado de tu persona, te he echado en muchas ocasiones, realmente de menos. Como todos tus compañeros y amigos del alma. Como José Manuel Medina y Juan Antonio Sánchez, Gaspar Jiménez o Sebastián Galafate, ¡cuántos momentos nos hemos acordado de ti, y hemos echado en falta tu personalidad y tu cariño!. En más de un programa de una temporada, ésta que acaba de pasar, dedicada a ti.

En cada intervención de cada uno, en cada conexión con las Hermandades en sus besamanos y besapiés, y como no puede ser de otra forma, en la narración en la calle de nuestra Semana Santa jerezana.

Y es precisamente en tu Hermandad de la Oración en el Huerto, dónde no pude evitar las lágrimas, viendo tu Palermo apostado en el frontal de aquel paso, que tantos y tantos años has ido abriendo camino. Y fue allí, donde te despedimos todos. Y allí donde volví a verte. Sí te vi. Te vi, dibujado en el cielo de Santo Domingo cuando sonó la marcha dedicada a ti, “El Ángel Confortador”. Y después te volví a ver cuando el olivo acariciaba el dintel interior de la puerta lateral del Convento. Y ya derrotado de emoción, lloré contigo en la salida de tu Cristo.

Porque si de algo estoy convencido Pepe, es que esa lluvia del Jueves Santo a la salida de tu Señor, fueron esas lágrimas de emoción de no poder estar en cuerpo con Él. Pero estabas en alma. Al menos en cada uno de los corazones de aquellos hermanos del Huerto que tanto te añoraron en ese día, y en cuales periodistas cofrades, nos dio un pellizco el corazón cuando se empezaba a construir ese detalle en masa, que tus hermanos del Huerto comenzaron el Jueves Santo para ti. Pero no pudiste con tu emoción. Al menos sacaste al paso y sobre todo al Señor un año más.

Pepe, te eché en falta en mi Pregón de la Sagrada Mortaja. Aunque estoy convencido que desde la Gloria lo narraste para todos los reunidos en el reino celestial. Y seguro que contaste a la Virgen de la Estrella, Piedad, Confortación, y al Señor del Soberano Poder, que aquel que hablaba en el atril era el becario de tu programa de Radio Jerez.

Un recuerdo que decía así:

“A la memoria, de Pepe Antonio González de la Peña,

Maestro de la radio, que se nos fue al Reino de los Cielos

Entre marismas y rocieros.

Compañero y amigo en mi corazón,

Pregonero del Altísimo

Y estandarte de Hermandades en la calle

Aún cierro los ojos, y escucho tu voz.”

Y aún me pasa. Cierro los ojos y escucho la voz de Bienvenidos a este su programa de Trabajadera, o tantos pequeños detalles personales que has tenido conmigo y supongo que con muchos de los que hoy, quizás más que otro día, te recuerdan con especial cariño.

Porque el 20 de mayo de 2010 se apagó una voz, se apagó un maestro que me enseñó todo lo que sé ahora en la Radio, y sobre todo, se apagó un corazón en este mundo, un corazón que ya aparece encendido, en cada uno de los rincones de la gloria.

P.D. Pepe, cuando vuelvas a ver a la Reina del Rocío, pídele por Jose Manuel Medina (tu gran amigo Lechuga), por Galindo, Chanete, Gaspar, por todos tus amigos, familiares y cercanos a ti en tantos momentos de tu vida, y pídele por mí. Para que todos sigamos teniendo esa fe que supiste transmitir.

Un abrazo amigo, allá donde quiera que estés.

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