martes, 14 de septiembre de 2010

Pozoalbero

Un lugar diferente a cualquier otro en el cual he tenido la oportunidad de estar. Grandes jardines rodean la casa, refugio de oradores que buscan aquel rinconcito a las afueras de la ciudad para un momento de soledad.
Las cuentas de los rosarios tintinean a la vez que los pájaros cantan entre las ramas de los pinos y palmeras.
Los pasillos de la casa, son pequeños callejones encantados de una magia especial que impregna al visitante.
La imagen de la Virgen María preside cada rincón de este hogar de oración. Un hermoso pozo blanco, centro de una de las zonas ajardinadas, es motivo principal de cada ornamento de la casa.
Dios vive allí, y se siente no sólo por lo que es aquello, sino por el alma que se siente desde que uno ya asoma por su amplia fachada.
Y es en este pequeño paraíso, situado a las afueras de una ciudad como Jerez de la Frontera, dónde los residentes del Colegio Mayor Guadaira de Sevilla, nos reencontramos despues de casi dos meses de verano. Una bonita experiencia, que con los años, quizás le daremos la verdadera importancia que se merece.
Y es que es una vez al año, en ese entorno, con gente sana, y conviviendo con Dios. Porque la fe no es un ejercicio de creer o no. La fe te hace creer para luego ver. Pues en Pozoalbero, se consigue esa fe necesaria para el resto del curso. Esa fe que te hace creer en lo que haces, y que te ayuda a ver que podemos ser más de lo que somos.