lunes, 13 de junio de 2011

Sólo me queda dar las gracias


Ahora todo quedará atrás. Los recuerdos, anécdotas, los buenos y malos momentos, bromas, las risas, las horas de estudio, las tertulias después de almorzar y de avisos, las fiestas de Navidad, los informes semanales para comer, los gofres en días puntuales, los desalojos, la vida colegial en Ciudad, en Pentágono, los Triunviratos, Decanato, Torreón, las estáticas, ironías, las excursiones, las convivencias de nuevos y veteranos, los compañeros, las reuniones de zona y del Consejo, las riñas, los portazos, las bienvenidas, las despedidas, …todo.

Después de cinco años conviviendo en familia con diferentes padres que intentan inculcarte, desde su buena fe, esa educación que nunca ha de perderse. Cinco años que han dado para tanto y que, en ocasiones, tan poco he tenido en cuenta. Porque cuando se habla de aprovechar el tiempo, no es sólo una frase hecha. Es realmente eso, sacar jugo hasta del detalle más efímero que pueda sucederse. Cinco años dan para modelarse como persona. Cinco años para darse cuenta que ya no somos niños y que tienes que empezar a montar en la bicicleta de la vida, sin esas dos ruedecillas que siempre te ponen todo un poco más fácil. Aprender que la consecución de metas sólo es posible con esfuerzo y con las ganas de saber, que aquello que estás haciendo es porque tú lo quieres hacer. Cinco años para empaparse de lo que te ofrece una casa, más allá de una mera residencia de estudiantes. Cinco años para tropezar, levantarte y salir adelante. Cinco años para demostrar que tú puedes conseguirlo. Cinco años para comprender el valor de la convivencia. Cinco años para saber perdonar, dar las gracias, o un simple, buenos días, cuando bajas a desayunar. Cinco años para aprender que hay que guiar a los que vienen por debajo. Que el ejemplo es el espejo a reflejar en los más jóvenes. Cinco años para conocer a personas santas, del día a día.

Ahora con nostalgia, echando la vista atrás, recuerdo cuando aún era un joven, convencido de la carrera que acababa de escoger, pero aún era un niño, verde en madurez. Recuerdo que por marzo de 2006 entraba por primera vez en aquel suelo de piedra, de un patio de una belleza exquisita. Y era mi amigo Galindo, quien me guió por cada uno de los rincones de la casa. Una de las personas más importantes en mis primeros meses en el Colegio. Siempre hace falta adaptarse, lo antes posible. Y sí, con suerte, tenía y tengo un amigo que supo cumplir ese cometido a la perfección. Gracias.
Ahora me asomo a ese primer año, y me doy cuenta lo que ha cambiado el Colegio hasta hoy. También he crecido y quizás lo vea desde otro punto de vista. Pero ahora con el tiempo, reconozco que este lugar me ha modelado para ser un hombre, siempre respetando mis opiniones y mi forma de ser. Mirando de reojo estos años atrás, también reconozco que en ocasiones no ha sido fácil la convivencia y que el Colegio también ha sabido aportarme la paciencia y la serenidad que ahora poseo. Algo que en mi primer año, casi no sabía ni lo que era.

Podría poner muchos nombres, quizás todos las personas que he conocido ahí, tengan un valor especial en mis recuerdos. Incluso aquellos que por una cosa u otra, no hemos coincidido en aspectos sin importancia. Como siempre digo, no todos pueden llevarse bien.
Si me tengo que quedar con un nombre que dio realmente un giro en mi vida universitaria, no dudaría en decir que fue Julio Vecino. Él, profesor de la universidad, supo hacerme ver que estudiando todos los días, cuando llegaban los exámenes finales, todo era mucho más sencillo. Algo así también recordaba nuestro director en las horas finales de este último año; todos los días, todos los días, todos los días. Por ello este reconocimiento a ese empeño sin recibir nada a cambio, para que yo como persona universitaria y madura mejorara. Y lo consiguió. Creo que ni él mismo sabe cuánta es mi satisfacción. No podría olvidarme de mi amigo Luis Fontán. Una de las personas santas del día a día. Sus pequeños detalles lo hacen único. Espejo donde mirarme. En todos los sentidos.Javi Luján, José Carlos, Enrique Ponce, Miguel Medarde, Curro Zambrana, Arístides, Edi, Joaquín, Turbo, Javi Bernal, etc. Gente de la Obra (Opus Dei), que rompen todos los estereotipos ideados en el cine y en la sociedad. Si son grandes amigos, mejores personas.

No me puedo olvidar de compañeros que en algún momento de este paso por este Colegio han demostrado ser amigos de verdad. Sebastián, Andrés, Tinoco, Villegas, David 00,José Andrés, Mario, Moncho, Lería, los hermanos Nieto, Pareja, Quimiesta (Alejandro), J.A.Mármol, Mike, Quimet, Curro Bernal, Jacobo, Alberto Ortiz, Josemaría Luque, Pedro Laguna, Roberto y tantos y tantos nombres, que si me pusiera a enumerar me quedaría sin folios.


He pasado momentos de los que no he podido parar de reír hasta aquellos de los que he pasado más que apuros. Reconozco haber cometido errores, muchos errores. Pero eso es madurar. Tropezar, levantarse. Algo tiene este lugar que, con el tiempo te hace ver las cosas de otra manera. Diferente. Diferente como ser becario del Colegio Mayor. Diferente como aquella estampa que no borraré de mi mente y que este Colegio la hizo realidad. Qué bonito es ver la emoción de un niño que no tiene nada cuando recibe un regalo del rey Melchor, y te da un beso, te sonríe y se va con sus hermanos temblando de nerviosismo, ante la atenta mirada de su padre emocionado.Anécdotas como cuando tratas con niños en catequesis. Estampas como la excursión a las cubiertas de la Catedral, sí Joaquín ¡bellísimo!.Anécdotas como los partidos de futbito con alguien al final en la piscina, estudiando hasta tarde haciendo descansos visitando a los arquitectos de la wifi,el concierto de una banda de Cornetas y Tambores en el patio, vivir una Eurocopa o un Mundial con cien más, el Colegio oliendo a incienso, o poder tocar la Cruz de la JMJ. Ganar el concurso de villancicos con Pentágono y Ciudad. O la simple anécdota del fuerte abrazo, cuando ves a un amigo después de dos meses de verano.

Entré niño, salgo adulto. Soy casi periodista. Guadaira encauzó un camino hace cinco años que sigo avanzando con el convencimiento de lo que soy y el por qué lo soy. Guadaira me ha dado todo lo que nunca pude imaginar. Una madurez para seguir creciendo como persona. Alguien dirá que eso lo concibe solo. En mi caso no. Os echaré de menos. Gracias Papá y Mamá por elegir Guadaira. Gracias Guadaira. Porque todos los que formáis y forméis esta gran familia, tendréis siempre un hueco en mi corazón.


4 comentarios:

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  2. ALEJANDRO, dijo:
    "Estoy anodadado por tus bellas y tan sinceras palabras"
    Un fuerte abrazo.

    J. A. MÁRMOL, dijo:
    "Fantástico artículo. De veras, me encanta..."
    Hasta siempre amigo.

    JOHANN WOLFGANG VON GOETHE, también dijo:
    "No es posible que la razón llegue a ser popular"

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  3. El cofrade en estado puro...
    Muy emotivo, pero te has olvidado de nuestro gran amigo el camarero, el de los helados de 'coqui'. Un abrazo!

    (Villegas)

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  4. David:

    ¡Qué alegría leerte!

    Me ha gustado mucho tu recorrido por el colegio.

    Esta Semana Santa estaba visitando a mi madre y me dijo: ¿tu me acompañarías a ver Nuestra Señora del Amor y sacrificio? ¡Por supuesto!, le dije. Me acordé mucho de ti.

    Como puedes comprender eso no tiene, por mi parte, ningún mérito. Todo el mérito es de quien quiere ser acompañado. ¡Gracias por haberme dejado acompañarte!

    Un abrazo

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