domingo, 2 de noviembre de 2014

Candil apagado

De nuevo la soledad vuelve a inundar mis mañanas,
Mis tardes y mis noches siendo aun ocupadas,
Navega el recuerdo efímero de una época pasada.
De nuevo la soledad encuentra en mí su morada,
Se abraza a mi mente, a mi espíritu, mi alma,
E inunda de pasado otra historia ya soñada,
Me invaden los quebrantos, rompo en llanto,
Grito en un silencio apagado que por más que alzo la voz,
Más que quiero entonarla, refléjase en el  agua como lluvia callada.
Quedé me solo, te llevaste el alma,
Cuando guardaba el más rico tesoro,
Cuando la luna por ti bajaba,
Cuando el día se hacía noche,
Y una mirada tuya el tiempo paraba.
Los días surcan sin rumbo,
El camino que ya marcaba
Se desdibujó en la orilla
Entre olas y olas opacas, despintadas.
El agua, fría, tenue, manchada,
Siéntese entre los enredos que sostienen
Más allá que unas palabras.
Y así pasa el tiempo,
Así sin que nadie ya contara,
Cuanto falta por verte
Dibujando una sonrisa entre carboncillos
Y sombras repasadas.
Y así pasa el tiempo,
Así sin que nadie lo parara,
Con la esperanza que aguarda
Un mar lleno sin mancha,
Un rayo de luz a lo lejos,
El toque de sol que entrecerraba,
Unos ojos que no quieren creer,
Que ya no soy al que mirabas.
Y traerá conmigo otro espejo,
Otro cristal que reflejara,
Una imagen distinta,
Familiar, que sonaba.
A una nueva melodía,
Otro aleteo en el pecho,
Una ilusión renovada.
Esperando quedo al día,
En el que sin creer la encontrara,
Aquella luz del olvido,
Desde que tú la apagaras.

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