lunes, 10 de septiembre de 2012

Una etapa que se cierra con recuerdos inolvidables

Y sí, lo conseguí. Llegó en fin a la mejor etapa de mi vida hasta el momento. Ya soy periodista, y en tanto que lo escribo, me emociono. Porque detrás de todo esto, ha habido un afán de superación. Superar adversidades, cuestas empinadas. Caer, caer, y volver a caer. Y siempre alguien ahí que me pone la mano para levantarme, pero no podía. Me tenía que incorporar para mi mismo, para sentir la felicidad de uno mismo. Como me siento ahora mismo. Feliz. Y es imposible escribir esto sin recordar pinceladas de un cuadro que ultima sus trazos finales. Momentos con mi primer grupo de aprendices de periodista. Cristina, Alberto, Gabi, María; más tarde Mila, Charly, Marta Silva, María...
Momentos inolvidables con ellos, pero que no supe cuidar la amistad, por mi falta de compromiso en la facultad, la dejadez en algunos momentos, y parte del descuido en el sentido de la amistad.
Y es que, se puede decir que mi etapa universitaria está marcada en dos etapas. De primero a tercero; y los dos últimos años.

La última ha sido la más intensa y provechosa. Me di cuenta que realmente podía hacer algo grande. Aun tarde, me di cuenta del tiempo perdido y ahora estoy satisfecho. En esta segunda etapa, cumplía el quinto año, entraba en cuarto de Periodismo, con personas que nunca había convivido. Era como, empezar otra vez pero inmerso en un grupo que se conocía desde hace cuatro años. Me costó todo un cuatrimestre adaptarme hasta que os conocí. Carlota (amiga futbolera y del Barça, para qué más), Macarena, María Moreno, Regla, Fran Bético y demás. Cuarto se pasó con ganas de más, con ese sentir de que me había estado perdiendo algo todos estos años.

Para cuando llegó quinto, el año que marcará mi carrera. El mejor sin duda. Tanto en lo académico como en lo personal. Y donde he conocido grandes personas que siempre llevaré en mi corazón y cuya amistad estará presente siempre. Compañero de trabajo en la Fcom, demostración día a día del sentido de la amistad, amigo de paseos, de estudio, de fútbol, de todo. Manu Morales marcó un antes y un después en mi día a día en la Facultad. Gran apoyo en todo los problemas y soluciones. Compañero de cafés en la cafetería y complemento perfecto para una amistad de las que nunca se olvidan. No puedo olvidarme tampoco de Silvia, compañera en todos los sentidos. Y qué decir de Tíscar. Nunca sabes por dónde va a salir. Su forma de ser es un jardín de flores de distintos colores y olores. Cada día sorprende con algo nuevo. Acento granaíno y el desparpajo de un pájaro revoloteando por el jardín que antes mencioné. Amiga y compañera siempre que hizo falta.
Compañeros de biblioteca, o de clases, como Malu, Bobillo (Ale, ¿un café para descansar?), Jaime y Sara. ¡Cuántos trabajos a costa de Redacción!.

Amigos que me llevo de los trabajos de clase, es el caso de Isabel Santiago, de Bellas Artes,  costalera y artista de Sevilla, o así le gusta llamarse. Una fenomenal amiga, en alguna etapa pasada debimos ser hermanos y no solo de cofradías.

Compañeros de cofradías, Carlos Salas, Manu Barroso y alguno que otro más. Siempre es bueno tener a alguien de tus mismos gustos en una facultad, digamos, no muy cofrade.
Y los profesores que marcarán una etapa...Los Vázquez Liñan, Concha Pérez, Miguel Bobo (yo sí aprendí y mucho con él), Ramón Reig, Mónica Barrientos y muchos más que la memoria, a estas horas de la noche, naufraga en un mar de recuerdos empapados con las lágrimas de la añoranza.

Los amigos del Colegio Mayor, Enrique Villegas, Roberto Serrano, Galindo, Marqués, Sebastián,  Andrés de La Línea, Alejandro 'Quimiesta', Mármol, Lería, todos los Joajin's Boys y muchos otros, pero sobre todo, Alejandro Tinoco. Compañero y amigo. De las personas que sé que nunca perderé el contacto. He vivido tantas cosas junto a ti, FORDA, que no tendría blog para terminar de escribirlas.
Y con vosotros numerarios como Julio Vecino, José Carlos o Luis Fontán. Los que nunca me dejaron caer, no sabéis cuanto os agradezco esa manita que nunca está de más.

Mi novia, Lucía. Al final lo conseguiste. Aguantaste mis seis años en Sevilla. Con momentos mejores o peores pero yo sabía que podrías. Y ahora míranos. Nos queremos más que hace seis años y aunque el trabajo está como está, tengo tiempo para disfrutar junto a ti, cada día, cada hora, cada minuto. La espera mereció la pena.

Y no puedo cerrar esta etapa sin acordarme de los que nunca dejaron de confiar en mi. De aquellos que siempre me dijeron: "David, estudia, que es tu futuro". De aquellos que hoy me miraban con orgullo y con una sonrisa de oreja a oreja. Merecían darles esta alegría. Porque un esfuerzo tal, merece la recompensa. ¿Qué habría hecho yo sin mis padres en esta etapa?. Ellos sí que han aguantado como me caía y me levantaba. Y ahora son quizás más felices que yo.

Me quedo con una sonrisa de mi padre, mirándome con orgullo y con los ojos diciendo, mi hijo ya es Periodista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario